En 2019, desde Farapi Kooperatiba decidimos que queríamos transformar nuestra forma de trabajar, creando una estructura más acorde con nuestra ideología: pasamos de ser una cooperativa con gerencia a una cooperativa no jerarquizada, organizada por grupos de trabajo. Desde entonces, estamos trabajando por un modelo ‘bizigarri’ (en euskera, ‘habitable’), que ponga el bienestar de las personas y el equipo en el centro, teniendo en cuenta la viabilidad del proyecto y el impacto que generamos en nuestro entorno.
El marco que ofrece la economía feminista ha sido clave para impulsar este nuevo modelo de trabajo. Para ponerlo en práctica y aplicarlo a nuestra realidad, hemos acordado una serie de dimensiones que vertebran nuestro trabajo y hemos creado procesos y herramientas que nos ayudan a desarrollarlas en la práctica.