En esta crisis, algunas carencias de nuestro sistema se han puesto de manifiesto, a nivel económico y social, pero también a nivel de funcionamiento de las instituciones; y ahora que la reconstrucción social es más necesaria que nunca, parece que estamos en riesgo de sumirnos en una nueva crisis económica. ¿Seremos capaces de responder a los nuevos retos como sociedad? ¿Cómo mantener la actividad económica y al mismo tiempo abordar modelos más sostenibles basados en la corresponsabilidad social? ¿Seremos capaces los agentes sociales de buscar el interés común a través de la colaboración y responder a los retos emergentes? ¿Y serán capaces las instituciones públicas de encauzar estos procesos? Estas y otras muchas dudas e incertidumbres se han convertido en parte de la vida pública y suponen profundas implicaciones para las instituciones.
En esta época se ha puesto de manifiesto la función básica de las instituciones públicas en la protección y el bienestar de las personas, lo que ha permitido reducir las consecuencias más severas del primer impacto del COVID 19. A partir de ahora, junto con el liderazgo activo de las instituciones, tenéis la responsabilidad de escuchar las necesidades de la ciudadanía y dar respuestas coherentes e integradas, partiendo de un trabajo transversal a nivel institucional y promoviendo la colaboración entre múltiples agentes.
En este sentido, somos conscientes de los complejos retos a los que se enfrentan las administraciones municipales: identificar las políticas, programas y acciones que requiere esta situación; redefinir prioridades con recortes presupuestarios; dar respuestas inmediatas ante la urgencia, pero al mismo tiempo tejer las condiciones para el bienestar de las personas a medio plazo; disponer de canales de comunicación eficaces con la ciudadanía y los agentes públicos para llevarlo a cabo; e impulsar y construir todo de forma conjunta y simultánea.
En nuestra opinión, esta situación no solo exige una redefinición de los presupuestos, o intentar tapar las lagunas que se están evidenciando, sino aprovechar la oportunidad de pensar y activar nuevas formas de hacer ciudadanía y política. Desde una perspectiva integral de bienestar de las personas, creemos que tenemos la oportunidad y la obligación de dar pasos hacia una sociedad cohesionada y solidaria.
Para ello, será necesario trabajar desde una visión de futuro y estratégica, en colaboración con los diferentes sectores de la sociedad. Con el liderazgo institucional, se necesita definir una dirección colectiva, una hoja de ruta en la que la ciudadanía se sienta parte e implicada, con unos referentes claros para responder a los retos sociales, una visión estratégica y unos valores compartidos.
Consideramos que de la misma manera que los procesos de construcción colectiva son urgentes con la ciudadanía y los agentes ciudadanos, también en el seno de los ayuntamiento se necesitan fórmulas innovadoras para dar respuesta a la nueva situación. De hecho, al definir las prioridades desde perspectivas integrales, se supera la lógica interdepartamental y se hace necesario desarrollar estrategias para profundizar en la transversalidad. La necesidad de estar más cerca de la ciudadanía, la comunicación permanente y los nuevos métodos de participación también conllevarán cambios inevitables en la actuación municipal.
Es el momento de abordar estos retos.